La magia de viajar en casa rodante.
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Camionetas que podrían ser aviones, ómnibus disfrazados de cruceros.
Viajes en familia desde Argentina hasta Alaska y nidos de amor para un embarazo
íntimo. Lo mejor de una escapada de vacaciones sin lo peor de organizarla.
Historias escondidas en furgonetas con cama adentro y sueños afuera.
Paso
frente al puerto de La Paloma
y veo unas cuantas familias en casas rodantes. Me pregunto qué hace esta gente
cuando llueve y me acerco a admirar la forma en que conviven con esa situación.
No sé cómo entra tanta cosa en tan poco espacio ni cuánta paciencia se necesita
para manejar esos aparatosos vehículos, pero al conversar con sus dueños
percibo un espíritu diferente.