El boxeador más popular de Filipinas libra en la madrugada del sábado su última pelea profesional. Se retira para dedicarse a la política, y muchos sospechan que aspira a la presidencia
Casi nunca aparece vestido de traje. Lo hace sobre todo con un polo y chaleco azul de tela, un gorro en el que se lee “Pac-Man” -su apodo- y ropa sencilla. Manny Pacquiao, el boxeador más importante de la historia de Filipinas, también es aspirante a senador, y se muestra ante las masas como alguien del pueblo, como uno más. En cuanto asoma al estrado, sus seguidores lo aclaman y vitorean con palmas.