El canadiense George Boedecker creó las Crocs en 2002 con un objetivo muy distinto al que se les da hoy. Como practicante de deportes náuticos y ante la imposibilidad de darle el uso que él deseaba a un calzado convencional, decidió diseñar uno especialmente para esa actividad.
Al principio compuso un sueco en el que entrara y saliera agua con facilidad, sin que el pie quedara constantemente húmedo, y que fuera antideslizante para evitar accidentes. Su "ópera prima" se lanzó en una feria de náutica, donde los talles y colores del único modelo se exhibieron en pequeños stands de puertos deportivos, atendidos por Boedecker y sus amigos. Luego, este calzado se impuso como moda y las estrategias quedaron para la anécdota.