viernes, 10 de julio de 2015

Alarma virtual

Internet es una herramienta de doble filo: sus beneficios potenciales aumentan a medida que crecen los riesgos que toma el usuario. Sin embargo, no todos sufren por igual y la desigualdad también se cobra víctimas en el ciberespacio. Otra historia en la que educar es el camino para acortar la brecha.

Cibervictimización es la palabra que los académicos encontraron para definir de forma genérica lo que provocan los delincuentes virtuales al emboscar al usuario para que colabore con la estafa de sí mismo, robarle sin que lo sepa o acosarlo.

El concepto abarca el recibimiento de correos electrónicos abusivos u obscenos, archivos infectados, ofertas de productos engañosos, usurpación virtual de su tarjeta de crédito, solicitud de información bancaria, redireccionamiento involuntario hacia sitios pornográficos y el más mediático de los métodos: el hostigamiento en línea o cyberbullying.


Cuando nació el ciberespacio los delitos no podían denunciarse y no estaban categorizados, se decía "te robaron por internet" y punto. Ahora existen numerosas formas de ser víctima y cada una tiene su denominación.

Se dividen en fraude (necesita de la colaboración involuntaria del internauta para abrir archivos o brindar información), robo (sustracción de información personal y datos relacionados con la identidad del usuario) y ofensa sexual contra niños (posesión, creación y/o distribución de imágenes sexuales y seducción con fines de abuso).

La táctica más común es el virus. Casi una de cada dos personas en el mundo tiene acceso a internet y los bloqueos de virus de una sola empresa (Symantec) superaron los 5,5 billones en 2011, por lo que no es extraño haber sufrido o evitado un archivo dañino.

De todos modos, la victimización no es uniforme: estudios científicos determinaron que la desigualdad está en busca de nuevos mercados y se siente atraída por el mundo virtual. 

Estas pruebas, sumadas a que la mayoría de los nuevos internautas pertenecen a las porciones más relegadas de la sociedad, encienden una alarma que pide políticas para evitar mayores problemas.

A los ladrones también los tomó por sorpresa la llegada de internet y el perfeccionamiento de las técnicas de engaño llevó cierto tiempo. A la hora de estafar, el ingenio también juega, pero en este momento llevan años de ventaja sobre los que están en la puerta de entrada a este mundo cibernético.
El problema está detectado a tiempo pero, si no se educa hacia un uso seguro de internet, habrá demasiadas presas fáciles.

El cuidado debería interesar a todos por igual porque los ataques afectan e implican gastos que exceden los bolsillos de las víctimas y llegan hasta las arcas del Estado.

Posible marginación cibernética

Sin embargo, más allá de las comparaciones porcentuales, los científicos encuentran que estos delitos no ocurren con la misma frecuencia en todos los estratos sociales. Si se dividen las víctimas por edad, sexo, nivel educativo y años de uso de internet, se deduce que la desigualdad –tan típica del mundo real– asoma en el ciberespacio.

La encuesta Anonimato, Privacidad y Seguridad en Línea, de Estados Unidos, determinó que "los usuarios de internet con ingresos bajos son más propensos a reportar experiencias negativas" y son los que más pueden "ver comprometidas sus cuentas de correo o redes sociales, ser acosados o sufrir peligro físico", entre otras eventualidades.

A su vez, un trabajo realizado este año por el Parlamento de Reino Unido abordó la temática del futuro digital del país inglés y concluyó: "Nos preocupa la existencia de diferentes niveles de conciencia acerca de la seguridad en línea y la gestión del riesgo personal entre la población. Creemos necesario un cambio cultural impulsado por el gobierno para garantizar que el público entienda mejor la naturaleza de la amenaza".

Los números uruguayos surgen de la Encuesta de Uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación de 2013, realizada por la Agencia para el Desarrollo del Gobierno Electrónico y la Sociedad de la Información y el Conocimiento (Agesic) y son llamativos: el 50,1% de los hombres instalan o actualizan su antivirus, mientras que lo mismo hacen el 39,1% de las mujeres; el 56,2% de las personas pertenecientes al quintil superior de ingresos per cápita llevan a cabo esta acción, y solo el 28,1% de quienes pertenecen al quintil inferior la realizan.

El reporte del Grupo de Investigación sobre Uruguay, Sociedad e Internet (Giusi) de UCU señala que "los importantes niveles de acceso y uso en términos poblacionales coexisten con considerables desigualdades, producto de diferencias en el nivel educativo, la edad o generación y el género, en detrimento de los menos educados, la población más envejecida y –en algunas temáticas– las mujeres. No solo los niveles de acceso y uso de estos grupos son menores en términos generales sino que, además, su perfil de uso es menos diverso".

Solicitar cautela o desestimular el uso de internet no es una opción razonable para reducir los riesgos. Las ventajas están a la vista: desde googlear una gestión en oficinas del Estado (que puede ahorrar gastos de dinero, tiempo y días de licencia si con la consulta se evita asistir durante una jornada en la que no se podrá efectuar el trámite) hasta la chance de presentarse a ofertas laborales inaccesibles por otros medios o que tomarían más tiempo para ser concretadas, pasando por la oportunidad de comprar en línea (más rápido, cómodo, con la posibilidad de comparar precios y abierto las 24 horas). Navegar trae beneficios.

En la actualidad, la experiencia de los internautas muestra cierto equilibrio con los riesgos que toman pero la pregunta a futuro es: "¿Qué sucederá entonces con esta relación cuando el perfil de uso de otros grupos comience a diversificarse; o ante personas un con perfil de uso similar pero diferentes conocimientos informáticos?", como se pregunta la encuesta Uruguay, Internet y Sociedad, de la UCU.

Matías Dodel, responsable de la investigación uruguaya WIP+UY 2013, dijo a Seisgrados que "entrar a nuevos ámbitos sin tener los mismos conocimientos que los usuarios antiguos siempre implica estar más expuesto. Y el perfil de usuarios uruguayos ya se está diversificando".

Las estadísticas y los planes de gobierno (como Ibirapitá, que da acceso a una tableta a cada adulto mayor de 65 años) permiten proyectar un futuro con más gente expuesta a los peligros de la red, y con un gran signo de interrogación en su nivel de conocimientos digitales para combatirlos.

"No hay que ser alarmistas porque esta situación se vivió con cada nueva tecnología. Pero ya entendimos que la llegada y masificación de nuevas tecnologías no es el fin del mundo. Simplemente hay que elaborar políticas para tratar de que el ingreso de los más desprotegidos ocurra de la mejor manera posible. Por algo el proyecto One Laptop Per Child (Plan Ceibal) fue exitoso solamente en Uruguay, porque Ceibal hizo mucho más que dar ingreso a internet; hay que educar y poner información a disposición para que los beneficios sean más que los potenciales daños", explicó Dodel, que realiza un doctorado en Israel sobre cibervictimización, desigualdades y riesgos en el mundo digital.

Lea antes de empezar

Los expertos coinciden en que las políticas educativas son el camino para evitar que las nuevas poblaciones entren al mundo virtual desprovistas de conocimientos y herramientas para evitar ser estafadas.

Las recomendaciones y conclusiones del Parlamento del Reino Unido son claras: "Todos necesitarán un mínimo nivel de habilidades para gestionar los riesgos. El mejor camino para defendernos contra los ataques cibernéticos es asegurar el entrenamiento y desarrollo de personal con capacidades y experiencias suficientes".

Además, consigna que la red es entendida como una utilidad accesible para todos, por lo que "la ciberseguridad deberá ser considerada una parte fundamental de la infraestructura nacional".

Sobre las políticas en Uruguay, Dodel sostuvo que "el conocimiento está distribuido de forma heterogénea y asumir que la información llega a todos por igual es un error; hay evidencia científica de que eso no pasa. Cuanto más ancha sea la base de la pirámide de conocimientos y habilidades sobre internet, mayores son los beneficios potenciales y menores los riesgos para el usuario".

Además, dijo que "el envío de alertas por celular o la creación de aplicaciones con consejos educativos también colaboran a que todos tengamos la misma educación, sin exigir el tiempo necesario para asistir a una capacitación, porque quizá no todos lo tengan".

Con daños a terceros

Además, la cibervictimización no afecta solamente a los usuarios atacados sino que también repercute en la economía de las empresas y los gobiernos; impacta sobre la confianza en el comercio y la banca electrónica y puede ser un paso previo para ataques masivos que desestabilicen la infraestructura cibernética nacional.

La investigación "Midiendo el costo del cibercrimen", encargada por el Ministerio de Defensa del Reino Unido, divide los costos entre directos (que implican a la víctima a raíz de lo ocurrido), indirectos y de defensa. Estos dos últimos tipos detallan las pérdidas que sufren personas o instituciones ajenas a la víctima en cuestión.

Entre las pérdidas indirectas figura la caída en la confianza bancaria virtual, la disminución de ganancias por transacciones electrónicas, mayores costos de mantenimiento y personal en los locales; menos oportunidades para los bancos de comunicarse a través del correo electrónico y más gastos en esfuerzos para desinfectar los aparatos.

En el grupo de los costos de defensa se incluyen los gastos monetarios para tareas de prevención, entre los que figuran compras de productos de cuidados y contratación de personal y empresas dedicadas a la materia, entre otros.

Hecho acá

La Agencia para el Desarrollo del Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y el Conocimiento (Agesic) junto con el Centro de Respuesta a Incidentes de Seguridad Informática del Uruguay (Certuy) elaboraron una campaña que consta de seis videos cortos de unos 30 segundos, en los que se instruye acerca de los hábitos preventivos en el ciberespacio.

Con dibujos animados y mensajes claros, la campaña "Seguro te conectás" ya cuenta con más de 9.000 seguidores en Facebook y capacita acerca de compras online, cambio de contraseñas, uso de redes sociales, claves de cajero automático, cierre de sesiones y envío de información personal.

"'Seguro te conectás' está orientada a todos quienes hacen uso de internet y de la tecnología. El objetivo de la campaña es propiciar un vínculo responsable entre el ciudadano e internet y busca educar a los ciudadanos acerca de los riesgos que puede generar el mal uso de las herramientas informáticas e internet, brindando recomendaciones y buenas prácticas relacionadas con la ciberseguridad", explica la página de la campaña.

Además, la página web de Certuy ofrece la posibilidad de suscribirse a boletines, revisar guías, leer consejos, acceder a estadísticas y reportar incidentes en los que se solicita "la mayor cantidad de datos posible. De esta manera, toda la información recibida por el equipo permitirá analizar el caso, dar un mejor diagnóstico de la situación y resolver el problema con mayor eficiencia".

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