lunes, 14 de marzo de 2011

Tabárez: "El fútbol sirve para combatir vicios sociales"


El Maestro Tabárez conversó con Espectador.com sobre el Sub-20 uruguayo, la selección mayor y sus próximas grandes competiciones: la Copa América y los Juegos Olímpicos.

– Terminó el Mundial y una de las cosas en las que usted hizo hincapié fue en la necesidad de disputar amistosos contra rivales de nivel y de no desaprovechar las fechas FIFA. El 9 de febrero debimos jugar ante Egipto pero no lo hicimos. Ellos estaban en medio de una crisis política muy importante por lo que es lógico que se cayera esa posibilidad, ¿porqué no se agendó un partido frente otro rival?

– Porque esos partidos se arreglan con mucha anticipación. El rival estaba dentro de lo que buscamos. Está cerca de Europa y más allá de que no pudo ir al Mundial es el bicampeón de África. El partido estaba coordinado con documentación firmada pero el rival decidió unilateralmente jugar con Estados Unidos. En este caso no fue por falta de previsión. Nos pusieron en un problema difícil de solucionar porque si bien podríamos haber jugado algún partido, los objetivos deportivos y económicos estaban muy por debajo de lo deseado. No es jugar por jugar.


– Entonces, ¿no se desaprovechó una fecha FIFA como usted pidió que no pasara?

– No. De hecho, el 25 y el 29 de marzo tenemos dos partidos en Europa contra Estonia e Irlanda respectivamente y volvemos a jugar el 22 de junio ante Estonia en el Centenario previo a la Copa América. Además, a fines de mayo jugaremos contra Alemania y se está barajando la posibilidad de jugar los primeros días de junio con algún rival europeo en Montevideo. Por lo tanto, creo que tenemos apoyo y la dirigencia se está moviendo.

– ¿Qué es lo que se busca al enfrentar rivales de la elite del fútbol en los partidos amistosos?

– Nosotros tenemos una base estructurada que más allá de que puede recibir incorporaciones, no modifica la realidad de que la mayoría de nuestros jugadores se desempeñan en equipos del exterior. Y sobre algunos juveniles que están en la selección y que aún no emigraron, los diarios ya rumorean acerca de sus partidas. Por eso, teniendo en cuenta que es una realidad que no creo que vaya a cambiar, jugando en Europa podemos evitar desplazamientos prolongados de los futbolistas, para beneficiarnos en la disputa de esos partidos y para mantener la buena relación con los clubes que tienen los derechos federativos de los jugadores. Además, para ponernos a salvo de algunas cosas que nos pasan. A la vuelta de los partidos con China e Indonesia, por ejemplo, hubo jugadores inhabilitados por dos semanas a raíz de una virosis que contrajeron allí. Eso altera las relaciones con los clubes y muchos partidos que jugamos no son fecha FIFA, por lo que precisamos la autorización expresa de los clubes para contar con los jugadores. Por eso, las buenas relaciones con los clubes siempre son importantes. Además, jugar con equipos importante nos prestigia y nos pone en un nivel de exigencia importante. Alemania, por poner un caso, es una federación superior a nosotros en muchísimos aspectos y no tenemos la experiencia, fuera de las competiciones oficiales, de enfrentarlos para medirnos. De todos modos no hay que dejar de ver lo que se conoce como el fútbol-empresa, en el que a veces el atractivo deportivo no es tan importante pero lo económico influye.

– El 29 de mayo, en el juego frente a Alemania, ¿será otra oportunidad para medirnos con selecciones que hace años pelean los primeros puestos?

– Sí, ya demostramos que podemos enfrentar a los rivales de elite con posibilidades y por más que nos ganaron hubo momentos de juego en que los superamos, revertimos el ir en pérdida y pasamos al frente en el marcador. Alemania es una selección que sorprendió por su renovación generacional y racial importante, porque juegan muchos descendientes de turcos, árabes y africanos, y el propio entrenador habló de una “latinización del fútbol alemán” tomando como ejemplo el fútbol sudamericano. Además, como es una selección muy joven, tiene una gran base que probablemente esté en el Mundial de Brasil siendo protagonista.

– Comparándonos con los equipos que constantemente están en las definiciones, ¿en qué aspectos estamos muy lejos de alcanzarlos?

– Hay aspectos esenciales en los que no los vamos a poder alcanzar nunca. Basta con entrar en Wikipedia y comparar la población alemana con la nuestra, o la cantidad de futbolistas registrados que tienen ellos, que son más de tres millones, y nosotros que tenemos poco más de 40.000. El desarrollo de cada país y las posibilidades de elección que tienen ellos frente a las nuestras, que son menores debido a la población envejecida con la que contamos, son cosas que no se pueden dejar de lado a la hora de jugar un partido; al contrario, eso refuerza los méritos cuando se logra emparejar un partido contra esas potencias.

– ¿Cómo lo contrarrestamos?

– Racionalizando nuestra realidad, poniéndola acorde a lo que es el fútbol mundial. Hay que definir un perfil de jugador y no dejarnos llevar por los que dicen que “los que juegan bien no tienen que correr” o que “hay que dársela a los que saben”, porque yo veo todas las semanas al Real Madrid, Barcelona y al Manchester United y descubro que no es sólo que tengan buenos jugadores sino que atienden todos los aspectos del rendimiento: lo físico, lo psicológico y lo táctico. No hay misterios; en Sudáfrica mostramos que vamos en un camino pero que no es nada definitivo. Además, todavía hay cosas por mejorar a nivel de organización, tenemos que conseguir que por la baja población que tenemos no se nos pierda ningún talento. Hay que hacer de la práctica del fútbol una actividad con efectos sociales superiores a los actuales. Creo que el fútbol se lo merece como deporte nacional y que además sería bueno para todo el país. El fútbol sirve como vehículo para combatir ciertos vicios sociales a los que conduce el ocio. En otras palabras, hay que ocupar el ocio con actividades más significativas y formativas.

– Luego de los amistosos llegará la Copa América. La edición anterior, en 2007, nos trajo cuartos luego de perder el pasaje a la final ante Brasil y por penales. En esa definición estuvimos arriba en el resultado parcial de los penales, pero Lugano y Pablo García erraron el cuarto y el quinto penal. Esa Copa América fue para muchos un quiebre en el proceso de esta selección que terminó siendo cuarta del mundo. Un momento bisagra en cuanto a los jugadores citados, la convivencia del grupo, las mejoras en el juego y en los resultados, ¿usted comparte esa visión?

– Sí, pero no porque lo hayamos previsto así. Al asumir en 2006 nos apoyamos en los jugadores que estaban siendo citados anteriormente. Luego, algunos no pudieron participar porque tuvimos inconvenientes para citarlos, nos fuimos informando y en la Copa América no es que hayan dejado de estar algunos, sino que se confirmaron algunos jugadores que en el 2006 jugaban en el fútbol local y les vimos condiciones de perfil de jugador internacional. Hablo de Muslera, Godín, Gargano, Ignacio González, Álvaro González, Maximiliano Pereira y en total suman 14 jugadores que llegaron a jugar el Mundial. Todo es un proceso y no lo ve quien no lo quiere ver. Hay jugadores que dejaron de estar citados luego de la Copa América por decisión propia o nuestra y se dio una nueva versión de la selección. Porque vimos que varios de los que jugaban en el medio local estuvieron a la altura de la semifinal con Brasil y lo primero que pensé fue “por estos no hay que esperar más ni tener dudas”. Procedimos en consecuencia y pagamos el precio de la inexperiencia, porque en el Mundial y en las Eliminatorias hubo solamente tres o cuatro futbolistas con antecedentes en la Selección Nacional –Diego Pérez, Lugano, Abreu y Forlán-. Y el grupo no se arma de la noche a la mañana, hay que pasar por experiencias y capitalizarlas. Las bondades en sus cualidades personales y la profesionalidad de este grupo hicieron que se capitalizaran positivamente y cuando se encontró un clima emocional mucho más favorable que el de las Eliminatorias, como fue el Mundial, creo que hicieron lo que pensábamos que se podía hacer. Ahora nos vamos a mover con las mismas bases. Tenemos una Copa América por delante y si pensamos que está todo hecho, ahí es donde vamos a caminar para atrás. Hay que rescatar lo positivo y mejorar lo que nos falta, ambas cosas que el Mundial dejó claras. Es un torneo importante e histórico para nosotros, en el que llevamos cuatro ediciones consecutivas llegando a semifinales. Por eso, la semifinal será nuestro objetivo mínimo. Y en 2007 –perdiendo por penales con Brasil– se demostró que de jugar unas semifinales a llegar a una final no hay mucho margen. En esa ocasión el margen no nos ha favorecido pero esperamos que en esta edición pueda ser diferente. Además, queremos seguir acumulando experiencias y, si es posible, prestigio.

– Dentro de un año y medio serán los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Uruguay estará participando gracias a la clasificación obtenida por los juveniles celestes, ¿cómo vio al equipo Sub-20?

– Desde el punto de vista de los resultados fue la mejor actuación uruguaya Sub-20 de las tres oportunidades de competir que tuvimos durante nuestro periodo de trabajo. A nivel de juego hubo dos caras diferentes: una en la primera fase y otra de ahí en adelante. Más allá de que estos aspectos no se hablan públicamente, hay muchas cosas para mejorar y otras para rescatar. No es menor que de las tres participaciones que tuvimos, esta es la segunda en la que se consigue el premio Fair Play; eso es importante porque se trabajó mucho en ese aspecto, además de que le pone cierto manto a las cosas que se reflotan sobre los uruguayos cada vez que vamos a competir: que somos duros, indisciplinados y tramposos. Estamos demostrando que no es así y la gente del fútbol lo sabe. Algunos periodistas de los países contra los que vamos a jugar salen a decir esas tonterías, pero ya no hacen tanto ruido porque la realidad es mucho más fuerte. Eso lo considero muy importante. Además, se habla mucho de los Juegos Olímpicos pero la segunda competición más importante a nivel de FIFA son los mundiales juveniles Sub-20. El que sabe un poquito de la organización de la FIFA y del fútbol mundial, tendría que valorarlo así. Además, son las que marcan los procesos de los jugadores hacia la elite del fútbol. Para nosotros los Juego Olímpicos tienen un significado especial pero sabemos que han sido también motivo de muchos conflictos entre los comités olímpicos y la FIFA, al punto de que se limitaron edades de futbolistas, se permitieron sólo tres mayores y ya no se juegan preolímpicos para ver quiénes clasifican sino que lo definen en los Sub-20. Eso puede determinar que los que consiguen la clasificación no siempre puedan participar, porque en la franja de edad compiten con otros que también son elegibles. Sería bueno que el juvenil Sub-20 defina la clasificación a los Juegos Olímpicos de dentro de tres años y no del año próximo, para que de esa manera los que clasifiquen sepan que son elegibles para los Juegos Olímpicos.

– Se habla mucho de los tres jugadores mayores a 23 años que habría que llevar, ¿Y los menores de 23? Son una camada de jugadores que no tiene competiciones que le permitan ser observados.

– Nosotros nos informamos permanentemente sobre los jugadores y los vemos compitiendo en sus clubes porque al no haber una competición, no se puede pedir a los clubes sus jugadores para verles las caras. Entrenar por entrenar es una farsa que no me la creo. Sin competición a futuro no es muy realizable. El seguimiento a los jugadores se hace atendiendo a los que jugaron el Sudamericano del 2009 y los que participaron del proceso, más lo que no estuvieron y participan en Primera División. Hay un espectro elegible interesante. Lo que pasa es que como los Juegos Olímpicos no entran dentro del calendario FIFA, los clubes no tienen obligación de cederlos a los clubes. Y cuando los jugadores son mayores de 23 años y encima son figuras en sus equipos, son reacios a prestarlos.

– ¿Cuál será el criterio para elegir a los jugadores mayores de 23 años?

– El criterio será el que permita formar un buen equipo. Además, no lo tomamos como una obligación. Los equipos europeos van con selecciones Sub-21. Si tengo un Sub-23 que anda mejor que un mayor no lo voy a llevar por el nombre o porque la gente lo quiera. Y como hablamos de algo que sucederá en un año y medio, es poner la carreta delante de los bueyes. Tenemos claro que tiene que ser un proceso de selección mayor porque todos los jugadores que son elegibles ya están en el exterior. Y los pocos que están acá, para aquella época pueden estar afuera. Por lo tanto, la única forma de contar con ellos es integrarlos a procesos de selección mayor. Cuando se acerque la fecha y conozcamos la realidad se trabajará con calma y paciencia.



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