Recorre la torre como quién admira una obra de arte y si bien ingresó
hace más de cuatro años, Rafael Flom disfruta cada día de poder trabajar en ese
lugar. Llegó con su título de economista egresado de la Universidad de la
República y una experiencia laboral de cinco años dedicado al abordaje
económico de los negocios inmobiliarios.
Desde su entrada a WTC FZ en 2007
participó del plan de negocios y de marketing de la empresa y luego se dedicó a
comercializar las instalaciones junto a Carlos Lecueder (h), con quien comparten
el orgullo de ser los primeros empleados de la torre. Desde agosto de 2011 se
encarga de la gerencia general, donde se focaliza en alcanzar el equilibrio entre
la planificación y la ejecución, dos aspectos que considera fundamentales en un
puesto de su jerarquía.
Conoce por experiencia propia las
dificultades de inserción al mercado laboral durante una crisis porque la del
año 2002 lo encontró en plena búsqueda y hoy, en una coyuntura diametralmente opuesta,
sueña con que los jóvenes uruguayos lleguen con mayor frecuencia a los altos
cargos empresariales.
¿Por qué abrir una zona franca en este
complejo?
Todas las torres del WTC son un éxito
y la clave es que cumplen con la triple misión de ser el mejor lugar para
desarrollarse profesionalmente en la mejor ubicación y con los mejores servicios.
WTC FZ quiere sumarse a ese círculo virtuoso. Somos la única zona franca de
toda la asociación WTC.
Cuando esté terminada, trabajarán más
de 10.000 personas y habrá más de 500 empresas. Con las tasas de empleo que tenemos
hoy, mucha gente se inclina por nosotros debido a la cercanía geográfica. Los empleados
salen de aquí y pueden ir a jugar al futbol, correr, comprar en un
supermercado, pagar en un local de cobranzas o dejar a los niños en el cine.
Eso no pasa en otras zonas francas.
Manejamos el concepto de “hotel de
empresas” y buscamos que la calidad de servicios que el cliente reciba sea
cinco estrellas. Además, estamos trabajando en un programa de beneficios para
nuestros empleados y sus familias en comercios y servicios de la zona.
¿Qué prestaciones tiene la torre?
Somos una zona franca de servicios,
en la que no se trabaja con logística, camiones ni stock. Contamos con 23
pisos, cuatro subsuelos con capacidad para cerca de 300 automóviles y un helipuerto
internacional, al que se puede llegar directo desde Buenos Aires. En el primer
piso tenemos un Innovation Center, en el que se brindan servicios compartidos
para empresas que quieran probar y luego alquilar en un piso superior. Hay
hasta 12 oficinas por piso. Está a la altura de las mejores zonas francas del
mundo.
¿Cuáles son las ventajas y
desventajas de instalar una empresa que trabaje para el mundo?
Uruguay tiene muchas cosas buenas.
Aquí, como no pasa en ningún otro país, un empresario tiene la posibilidad de
entrevistarse con el ministro de Economía o incluso con el presidente. Poder
hablar cara a cara con la gente que toma las decisiones es impresionante.
Además, la ley es muy favorable. Ofrece
varios beneficios entre los que se destaca la exoneración de todo impuesto
nacional existente o a crearse y la posibilidad de que los trabajadores
extranjeros no tengan que contribuir con la seguridad social uruguaya. A eso,
Uruguay le suma una seguridad jurídica muy fuerte, ya que han pasado gobiernos
de los tres principales partidos políticos y siempre han honrado la ley. En
cuanto a capacitación en recursos humanos también hay capital pero tenemos allí
un desafío importante.
Se mejoraron los procesos de las
zonas francas en cuanto a los trámites pero
queda mucho por hacer. El ranking Doing Business es fundamental y si bien hemos
mejorado a raíz de avances en las tramitaciones, falta mejorar más.
Un aspecto controversial de la ley es
que solo puede haber un 25% de empleados extranjeros. Eso constituye un
problema importante por el que hay empresas que deciden no instalarse. Además,
las que no llegan a cuatro personas no pueden tener ningún extranjero. Con la
falta de personal que tiene Uruguay en algunos rubros, debería permitirse; el
espíritu de la ley se Tiene que mantener pero hay que actualizarla.
¿Cómo es visto Uruguay desde el exterior?
En ese punto también hubo mucho trabajo
y queda otro tanto por hacer. Somos vistos como un buen país de productos y turismo
pero hay que posicionar mejor al país de servicios que podemos ser. Tenemos
buena calidad humana pero hay que acompasarlo con mejor formación. Más personas
deberían saber computación, hablar muy buen inglés y portugués.
¿Cuáles son los principales desafíos como
gerente general?
Mi función es gestionar un grupo humano
que esté a la altura de construir la zona franca más exitosa de la región y con
servicios de lujo. Para eso, es muy importante combinar dos elementos Esenciales
en la personalidad de un gerente general: planificación y ejecución. Es clave
saber hacia dónde vamos, con metas medias y finales, pero si no las rodeamos de
una actitud positiva y responsable, no vamos a poder concretar ninguna.
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