miércoles, 21 de marzo de 2012

Bionegocios al frente


Los bionegocios han logrado consolidarse a paso firme. Desde cierto desencuentro entre investigadores –muchos de los cuales no comprendían la necesidad de una rentabilidad– y empresarios, se ha pasado a un escenario de mayor cercanía entre la academia y las empresas.

Los reclamos por una política de Estado hacia los bionegocios, la solicitud de facilidades y beneficios fiscales para quienes inviertan en este sector están dando sus frutos y ya existe una zona franca de desarrollo biotecnológico (ver nota en página siguiente), al tiempo que desde el Gabinete Productivo se impulsa el Plan Sectorial de Biotecnología 2011-2020. Además, hay apuestas regionales.

La biotecnología consiste en aprovechar ciertas características de los organismos para usarlos en la industria, ya sea en su estado natural o mediante modificaciones genéticas para que produzcan lo que se desea. Puede emplearse para solucionar un problema o estar incluida en los procesos de fabricación.

“Hace 20 o 30 años, era vista como una ciencia nueva. Hoy es una herramienta que ya conocemos e incorporamos y se aplica a muchísimos productos que la aprovechan”, dijo el presidente de la Asociación Uruguaya de Biotecnología (Audebio), Fernando Ambrosi.

En cuanto a la solución de inconvenientes a nivel industrial, a las que se puede asistir con respuestas biotecnológicas, Uruguay tiene cierto atraso. La razón es que los tiempos de investigación oscilan entre seis y diez años, y en un mercado pequeño, los desarrollos se piensan después que el problema salió a la luz.

“Estamos tratando de hacer un canal rápido de investigación y comunicación que cuente con una buena capacidad de respuesta. Hace falta más orden en este aspecto pero el rumbo es muy alentador”, agregó Ambrosi.


Marca biotecnológica país

Las facilidades para el crecimiento del sector –largamente anheladas y reclamadas– parecen estar llegando. En ese sentido, a nivel gubernamental se situó a los avances en biotecnología entre los 12 desarrollos principales para el futuro de Uruguay, se creó el Consejo Sectorial de Biotecnología y Nanotecnología –en el que se nuclean los aportes de casi 30 instituciones–, y se trabaja para redactar un proyecto de ley de promoción de inversiones en esta área.

En el Consejo Sectorial –que trabajará hasta 2020– se definieron objetivos que apuntan a mejorar los procesos para el registro de productos biotecnológicos, formar recursos humanos, estimular la consciencia social de la importancia de la innovación en biotecnología, mejorar la articulación entre la academia y el sector productivo, aprovechar las compras públicas para el desarrollo de la biotecnología, promover la generación de bionegocios y trabajar en una ley de promoción.

Se trata de un consejo tripartito que integran empresas, organismos públicos y trabajadores especializados, dijo Fabián Capdevielle, biotecnólogo que trabaja en el Consejo Sectorial. “Una de las prioridades es elaborar un plan de comunicación eficiente sobre una marca biotecnológica país que permita facilitar el posicionamiento de productos y darle más valor agregado a los bionegocios”, explicó.

Además, se estima que el proyecto de la ley de promoción –enfocada en los largos plazos de los desarrollos del sector– estará listo en abril. Ambrosi recordó que el sector no logra poner un producto en el mercado “en dos días”, por lo que se necesita estar “en constante investigación y con un nivel de inversión a corto, mediano y largo plazo que permita trabajar con cierto respaldo”.


Insertos en la región

El sector tiene clara la necesidad del crecimiento fuera de fronteras, por lo que la integración regional es un anhelo conjunto, que está cerca de alcanzarse.

Sus principales impulsos llegan desde la Plataforma de Biotecnologías del Mercosur (Biotecsur), una comisión permanente de la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología del Mercosur.

Hasta ahora se trabajó para establecer una visión común de largo plazo sobre el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías en el Mercosur.

El primer período de trabajo contó con 6 millones de euros (US$ 7,8 millones) de presupuesto y el siguiente tendrá 2 millones de euros (US$ 2,6 millones). “En la segunda etapa nos centraremos en dar un impulso a la ejecución de emprendimientos en bionegocios”, dijo Capdevielle, que es secretario técnico de Biotecsur en Uruguay.

Esta plataforma trabajará en favorecer la erradicación de la pobreza y los avances médicos en patologías que afectan a la región. “La primera parte fomentó pocos proyectos para grandes empresas y ahora queremos abrir el juego”, explicó Capdevielle.

Para que las innovaciones biotecnológicas uruguayas trasciendan fronteras, es necesario focalizarse en los temas y mercados que absorben la mayor parte de los hallazgos. Las investigaciones en ADN son cada vez más solicitadas y vinculadas con otros productos, según Ambrosi.

“El ADN permite generar diferenciales en los productos. Por ejemplo, en Uruguay, trabajarlo con la carne nos permitiría vender un alimento de excelente sabor, que además brinde una total seguridad por el conocimiento de lo que las personas están comiendo. No se vende un plato de comida sino que también se da información sobre qué es lo que se comerá”, aseguró Ambrosi.

También está sobre la mesa de las instituciones de biotecnología el dilema de proyectar al país con una propuesta propia o como una solución para las demandas de la región. En el mundo, los avances los lideran EEUU, Canadá y Europa, mientras que China e India no se quedan atrás. El mayor impacto está en la medicina y cerca del 40% del gasto en salud de los países desarrollados es en productos biotecnológicos.

En la región, Brasil investiga en temas de salud y trabajo, mientras que Argentina es un mercado cautivo en lo agrícola. “El granero argentino y del mundo se está modernizando y hay que pensar cómo acompañarlo. También hay que definir si queremos ser ‘líderes de’ o ‘asociados a’ los sectores para los que desarrollamos. En muchos casos somos partidarios de una postura de complementariedad, porque eso nos da seguridad de demanda y nos brinda normativas que rigen para más países que el nuestro”, sostuvo Ambrosi.


El éxito está en la sinergia

El capital que se destina a investigación llega desde las empresas, que comercializan los desarrollos de sus investigadores, por lo que se trata de dos partes que se retroalimentan, y que estando separadas sólo pueden perder.
Hasta hace pocos años, Uruguay no tenía espacios para grandes investigaciones locales y los estudiantes buscaban reconocimiento en el exterior con abordajes de problemáticas mundiales.
“Hoy en día, Uruguay tiene la posibilidad de hacer todas las cosas que se proponga, siempre limitado por la economía. Los estudiantes no tenían trabajo y hoy ven que constantemente hay llamados con perfiles a los que ellos se adecuan. Además, Audebio le pidió a la academia que los trabajos de las maestrías que se cursan tengan una referencia local, que permita al estudiante abordar un problema uruguayo”, dijo Ambrosi.


Un parque para salir al mundo

El Parque de las Ciencias – zona franca inaugurada en diciembre– es la novedad del sector biotecnológico. Ubicado en el kilómetro 23.500 de la ruta 101, cuenta con un predio de 55 hectáreas en las que hay siete edificios que suman 40.000 metros cuadrados. Habrá oficinas, centros de producción y distribución, laboratorios, y edificaciones multipropósito para instalación de empresas o para almacenamiento. El operador principal será Mega Pharma, un conglomerado farmacéutico compuesto por nueve laboratorios, entre los que se destacan Poen, Roemmers y Medihealth.

El objetivo es combinar capitales extranjeros con recursos humanos uruguayos. Para 2013 se estima que generará 300 empleos directos. En 2014 se espera una inclusión de 700 nuevos empleados y con el parque completo se llegaría a 5.000 puestos de trabajo. La inversión alcanzará los US$ 120 millones en 2013.

“La ley de zonas francas de Uruguay es muy buena pero las de todo el continente son similares. Lo que más nos atrajo de este país para definir la instalación, es la seguridad jurídica, el cumplimiento de las leyes que ha sido honrado a lo largo de la historia”, dijo Arturo Peguero, gerente general del Parque de las Ciencias.

Además, hubo mucha influencia de los recursos humanos uruguayos, ya que Roemmers tiene casi 700 empleados en el país y su percepción ha sido muy positiva.

Los ejecutivos del parque se sienten seguros de la capacidad del personal y buscan nuevos inversores. Están trabajando para atraer empresas alemanas y belgas, según se informó.


Datos

Para estudiar biotecnología en Uruguay se puede hacer la licenciatura en la Universidad ORT o una maestría en la Universidad de la República.

El sitio del Parque de las Ciencias tiene más información sobre esta zona franca


En cifras

Dos millones y medio de dólares en ventas es lo que se registra por bionegocios cada año.

Veintiún años es el promedio de edad de los trabajadores de las empresas del sector biotecnológico en Uruguay.

Cuatro millones de pesos es el presupuesto del Consejo Sectorial de Biotecnología del Gabinete Productivo.


Las claves:

Promoción. Buscan una ley que brinde seguridades para las empresas que concreten inversiones en el sector biotecnológico, que muestra resultados en más de cinco años.

Contacto. El diálogo horizontal entre los centros de investigación, las empresas y los organismos resulta imprescindible.

Cercanía. Más del 60% de las compañías tienen relacionamiento con organismos de investigación, lo que muestra avances en el diálogo entre la academia y las empresas.


Las frases

“Los investigadores uruguayos son impulsores directos de los proyectos biotecnológicos de la región” Fabián Capdevielle, secretario técnico de Biotecsur en Uruguay.

Queremos que se transforme en un lugar estratégico para empresas”. Arturo Peguero, gerente general del Parque de las Ciencias.

La nota en PDF (tapa) (parte 1) (parte 2)

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